Amigos:
Siento la necesidad de escribirles, si pudiera charlaría con cada uno de ustedes, pero nuestros particulares estilos de vida vuelven eso imposible y no creo que se sea cuestión de dejar pasar el tiempo. Quiero hacerles algunas aclaraciones sobre este mail:
1. - No se lo estoy mandando a todos mis “contactos”, sólo a aquellas personas que considero mis amigos a pesar de cualquier tipo de diferencias y distancias. Las direcciones van con copia oculta para que ninguno se sienta invadido ni presionado a responder ante nadie.
2. - No es un mail que tenga como fin sólo contarles lo que siento sino que tiene como principal objetivo proponerles una forma posible de acercamiento y aprendizaje.
3. - Pueden reenviarlo a quien quieran con mi mail y mi firma incluída.
Después de estas aclaraciones, la propuesta. La muerte de Néstor Kirchner ha vuelto visible el estado de situación de la Argentina, los conflictos que la agitan, las fuerzas en juego. Mi mayor temor viene de la certeza de que, en estos años, se han producido modificacciones de importancia radical para el funcionamiento más justo e igualitario de este país, y siento que esta muerte, esta ausencia, vuelve todos esos logros más suceptibles de retroceso, justo en el momento en que es necesario profundizar y afianzar esos logros. El miércoles a la tarde fuimos con algunos amigos a la plaza, en la que ya estuvimos tantas veces y en la que es tan hermoso mirar alrededor y sentirse acompañado, y vimos mucha gente que, como nosotros, no estaba “encuadrada” y mucha que sí, y verlos a ellos, organizados, trabajando directamente en la cosa me produjo ciero alivio, pero la pregunta es cuándo y cómo el resto de nosotros va a ponerse a trabajar en el mismo sentido. Comparto con la mayoría de ustedes una vida llena de ocupaciones y de lucha cotidiana para armar eso que llamamos “nuestra vida”: trabajo, casa, pareja, vocación artística, etc. Y sin embargo, más allá de eventuales charlas que a veces terminan bien y a veces muy mal, la mayoría de nosotros no logra establecer vínculos sólidos para la construcción de algo que efectivamente nos trascienda y nos haga mejores, como hacernos responsables de la construcción política de este país.
Mi sensación, muy muy pesimista, es que entre la mayoría de nosotros hay tendido un puente, ese puente está hecho por nuestro amor, por nuestro trabajo, por camaradería, pero por debajo de ese puente están las aguas siempre agitadas de la incomprensión, del desacuerdo, del conflicto, donde no queremos mirar porque pensamos que no mirar es aceptarnos en la diferencia, pero no mirar es no mirar y aceptarse en la diferencia es haber hecho el fatigoso trabajo de la mirada. Creo que no miramos hacia abajo porque sabemos que ese sería el final de la relación … pero si no lo fuera? Si pudieramos batallar hasta encontrarnos? Si esa lucha fuera benéfica, formativa? No nos estamos perdiendo la oportunidad de hacer algo mejor?
Después de la plaza volvimos a casa donde se seguía desarrollando el cumpleaños de una gran amiga, así que entre comida deliciosa y buena onda empezamos a charlar sobre este país un grupo de gente que no necesariamente éramos amigos (había mucho amigo de amigo de amigo) y entre posturas encontradas hubo momentos de claridad, de puntos innegables, de aciertos, que necesariamente modificaron posiciones. Por ejemplo, estaba la amiga de un amigo, ella es economista y trabaja en el Ministerio de Economía, hubo puntos fundamentales que ella pudo iluminar con datos claros y precisos.
Otros tenían su experiencia de provenir de familias que trabajan y viene en zonas agrícolas, y tenían así información más precisa para hablar de “el campo”. Siento que todos, todos, estamos atados a un sistema de vida que nos lleva hacia la total oscuridad, enfermos por trabajar y producir ocupamos todo nuestro tiempo en actividades para sobrevivir mientras los hechos de cada día nos son filtrados en forma de noticias de TN. Muy pocos, demasiados pocos, se toman el trabajo de correrse durante unos segundos del lugar que les fue asigando y tratra de pensar de otra manera; la mayoría seguimos leyendo los mismos diarios y viendo los mismos canales que están destruyendo las posibilidades de un cambio hacia un país mejor para todos. Otros, creen que sólo por mantener cierta distancia crítica hacia los hechos, se garantizan que estos no los afecten. Se suma a esto el enorme grupo de personas que cree estar “conectados” o “participando” de algo por redes sociales obsoletas para el crecimiento personal y que sólo sirven para alentar determinados consumos o arreglar una fiesta para la noche. Nos estamos perdiendo la posibilidad real de discutir y de decidir sobre nuestros días actuales y sobre nuestros futuros. En el intento de mantener cierta sensación de superficial armonía entre nosotros, estamos dejando de ver que las a veces enormes distancias que nos separan del otro son el camino que tenemos que recorrer para aprender y en base a eso decidir. Lo que les propongo es formar una red de comunicación donde hacer circular materiales y opiniones que nos ayuden a pensar. Algo así como un grupo de estudio si lo quieren. Siento que internet es una tecnología maravillosa que usada de forma inteligente puede ayudarnos a abordar la complejidad del momento con propuestas no simplificadoras. No creo que las opiniones se puedan ver reflejadas en “me gusta” o “no me gusta”. No creo que se pueda dar cuenta de la complejidad en 140 caracteres. Obviamente esto requiere tiempo y compromiso. Yo soy una de esas personas que vive diciendo que no tiene tiempo, que está cansada … bueno, me acabo de dar cuenta de que el tiempo me lo doy yo y de que el cansancio no existe. Así que abro esta propuesta adjuntandoles 3 notas que aparecieron ayer en Página12, una de Mempo Giardinelli, otra de José Pablo Feinmann y la tercera de Mariana Carbajal. La idea es confiar en la aproximación, en la circulación, yo las mando, el que quiere las lee, el que quiere incluso las comenta, otros podran mandar otros materiales a sus amigos y a mí entonces yo se lo reenvío a mis amigos, el que quiere puede también decirme que ya no le mande más nada. Y cuando haya al menos dos que quieran juntarse a charlar, mi casa y la de Fran va a estar abierta y feliz de albergar ese encuentro.
Movilización, compromiso, ganas de aprender, necesidad imperiosa de pensar y de actuar en consecuencia, y el ferviente deseo de habitar un país mejor. Esos son mis motivos.
Una última cosa, que tal vez sirva como ejemplo del estado de situación que quiero revertir: por distintos caminos y necesidades me fuí acercando al pensamiento feminista, al cual considero hoy de fundamental importancia para la construcción de una sociedad más justa y libre. Increíblemente (increíble para mí!), cada vez que tuve la oportunidad de transmitirles a mis amigas estos intereses, la conversación fué rápidamente descartada. Mis amigas (sí, estoy generalizando, pero fue la amplia mayoría la que actuó de esta manera), en su mayoría mujeres de mi edad, con un alto nivel de formación, dijeron sobre las problemáticas de género y sobre el feminismo en particular que eran el producto de la “paranoia feminista”, “cosa de tortas”, el “pensamiento obsoleto” o que, directamente, era una problemática que a ellas no las afectaba porque ya había sido resuelta favorablemente. OK. Las sigo queriendo igual, pero lo que estoy pidiéndoles a todos es la posibilidad de repensar todos aquellos cuestiones que dan por sentadas en su vidas, de mirar las aguas turbulentas que corren por debajo del puente.
Como tan bien lo dijo Simone de Beauvoir en el Segundo Sexo,
“estas son cuestiones fundamentales que quisieramos aclarar. Es decir que, puesto que nos interesamos en las oportunidades del individuo, no definiremos esas oportunidades en términos de felicidad, sino en términos de libertad.” Esa libertad debe ser pensada, construída, conquistada. Estos son nuestros días. Qué vamos a hacer con ellos?
Lorena Fernández
DNI 24297160
Fotógrafa
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